Viajó a Francia y España de 1925 a 1926, al llegar a París asistió a la Exposición de Artes Decorativas de 1925. Una de las imágenes que más le impresionó en esa época fue la foto de un jardín diseñado por Ferdinand Bac, que en ese año había publicado un libro titulado Jardins enchantés, y se inició entonces una relación personal entre ambos.
Posteriormente tiene un encuentro con las culturas mediterráneas, tanto europeas como musulmanas, que influyeron en su arquitectura (en especial con las ciudades mediterráneas, la jardinería y el uso expresivo del agua y con la Alhambra de Granada). Conoció a Le Corbusier en 1931, cuando asistió a sus conferencias en París y tuvo la oportunidad de conocer su obra.
A su regreso, la Escuela Libre de Ingeniería no entregaba más títulos de arquitectura, por lo que, aun habiendo cumplido con los requisitos, no pudo obtener su título oficial como arquitecto. Durante el resto de su vida firmó, alternativamente, como ingeniero, como arquitecto o como arquitecto paisajista.
Entre 1927 y 1936 ejerció su práctica profesional en Guadalajara remodelando y proyectando casas, con un estilo derivado de las influencias de la arquitectura mediterránea como de las locales. Su primera obra en forma fue la remodelación de la casa de Emiliano Robles León, notable abogado tapatío, y cuya casa se situaba en la esquina de las calles Pavo y Madero, en pleno centro de la ciudad de Guadalajara.
En dicha remodelación, destacó el trabajo de la madera en barandales y puertas, diseñadas por el mismo Barragán, así como el patio central, dotado de una fuente. Encantado por el resultado de la obra del joven arquitecto, Robles León le encargó posteriormente el proyecto para diversas casas para renta, así como el de su casa de descanso en Chapala. En parte gracias a la buena fama que adquirió con estas obras, Barragán ganó fama en la ciudad y los encargos se multiplicaron.
Viajó a Francia y España de 1925 a 1926, al llegar a París asistió a la Exposición de Artes Decorativas de 1925. Una de las imágenes que más le impresionó en esa época fue la foto de un jardín diseñado por Ferdinand Bac, que en ese año había publicado un libro titulado Jardins enchantés, y se inició entonces una relación personal entre ambos.
Posteriormente tiene un encuentro con las culturas mediterráneas, tanto europeas como musulmanas, que influyeron en su arquitectura (en especial con las ciudades mediterráneas, la jardinería y el uso expresivo del agua y con la Alhambra de Granada). Conoció a Le Corbusier en 1931, cuando asistió a sus conferencias en París y tuvo la oportunidad de conocer su obra.
A su regreso, la Escuela Libre de Ingeniería no entregaba más títulos de arquitectura, por lo que, aun habiendo cumplido con los requisitos, no pudo obtener su título oficial como arquitecto. Durante el resto de su vida firmó, alternativamente, como ingeniero, como arquitecto o como arquitecto paisajista.
Entre 1927 y 1936 ejerció su práctica profesional en Guadalajara remodelando y proyectando casas, con un estilo derivado de las influencias de la arquitectura mediterránea como de las locales. Su primera obra en forma fue la remodelación de la casa de Emiliano Robles León, notable abogado tapatío, y cuya casa se situaba en la esquina de las calles Pavo y Madero, en pleno centro de la ciudad de Guadalajara.
En dicha remodelación, destacó el trabajo de la madera en barandales y puertas, diseñadas por el mismo Barragán, así como el patio central, dotado de una fuente. Encantado por el resultado de la obra del joven arquitecto, Robles León le encargó posteriormente el proyecto para diversas casas para renta, así como el de su casa de descanso en Chapala. En parte gracias a la buena fama que adquirió con estas obras, Barragán ganó fama en la ciudad y los encargos se multiplicaron.
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