“¿Para qué vas a entrar a estudiar arquitectura? Las mujeres que han entrado aquí solo sacan copias”, fue lo primero que me dijo un estudiante de la facultad a la que yo estaba a punto de entrar, cuando le platiqué, con mucha felicidad, que había sido seleccionada para entrar con una nota alta. El comentario no podía estar mas alejado de la realidad: En mi facultad había un porcentaje equitativo entre hombres y mujeres, y mi experiencia educativa fue siempre positiva. Sin embargo, esos comentarios y acciones negativas, siguen existiendo hoy en día.
Visibilizar significa hacer visible artificialmente lo que no puede verse a simple vista. Por ejemplo, cuando usamos los rayos X para ver cuerpos ocultos, porque de otra forma nuestra vista no los puede ver. Es por ello que para visibilizar la historia de la mujer en la arquitectura y en cualquier ámbito, es muy importante dialogar estos temas, cambiar patrones, y no seguir repitiendo algunas prácticas de generación en generación, que se perpetúan por todos, hombres y mujeres.º
Pongamos de ejemplo en la historia al primer arquitecto reconocido, Imhotep, (2,650 al 2,600 A.C.). Cuatro mil años más tarde, hacia la época del renacimiento, encontramos las primeras pruebas de mujeres que fungieron como arquitectas: Katherine Briconnet (1494-1596), Bess de Hardwick (1527-1608) y Lady Anne Clifford. Las visualizamos porque en aquellos años, las mujeres no eran aceptadas en las escuelas de arte y arquitectura. Son mujeres que trabajaron como arquitectas en la construcción de propiedades familiares, sobresaliendo en sus resultados.
Después viene Elizabeth Wilbraham (1632-1705), para algunos historiadores oficialmente la primera arquitecta, con planos arquitectónicos como evidencia. Durante el siglo XVII era imposible que una mujer ejerciera una profesión, por lo que ella se apoyaba de arquitectos titulados para firmar sus planos. Diseñó más de una docena de casas para su familia y, debido a la inclusión de detalles de diseño distintivo e inusual, se le reconoce como diseñadora de dieciocho iglesias en Londres, oficialmente atribuidas a Christopher Wren, quien fuera su discípulo.
En los albores del siglo XX, tenemos a la primer mujer admitida en la escuela de Bellas Artes de París y titulada como arquitecta en 1902: Julia Morgan. Este siglo rompió paradigmas en la educación, derechos sociales y políticos de la mujer.
La brecha histórica entre Imhotep y Julia Morgan es inconmensurable. Hasta 2024, sólo seis mujeres han ganado el premio Pritzker.
¿Qué podemos hacer para visibilizar desde la academia? Mostrar a las arquitectas en la historia y enseñar lo que están haciendo hoy en día. Reescribir cartas descriptivas en la que solamente se muestra al género masculino. Compartir experiencias en el aula y fuera de ella.
Desde hace pocos años, la UNAM puso el ejemplo renombrado espacios universitarios con los nombres de mujeres destacadas (antes exclusivamente con nombres masculinos). María Luisa Dehesa, fue la primera arquitecta titulada de México, egresada UNAM y hoy uno de dichos espacios ya lleva su nombre.
¿Qué podemos hacer para visibilizar desde el gremio? Desde la creación de la comisión de equidad y género FCARM, en 2016 (posteriormente Arquitectas FCARM);, hay un cambio notable en la representación femenina que pasó de un 10% a un tercio de mujeres al frente colegios de arquitectos en México. El motor de estas comisiones, no es el de dividir al gremio, sino el de abrir las puertas de manera amable a todas y todos, personas talentosas a quiénes les interese aportar algo a su profesión.
¿Qué podemos hacer para visibilizar desde la práctica profesional? Respetarnos entre colegas, promover la equidad en los espacios de trabajo, generar oportunidades iguales. Visibilizar es dar un empujón para que las cosas sucedan. Pregúntale a las personas cuál es su profesión para que te puedas dirigir a ellas como debe ser, o pregúntales cómo quieren ser llamadas, una acción sencilla que puede hacer la diferencia.
Hace tan solo cien años las cosas eran muy distintas. Seamos responsables del peso de la historia. Recordemos que la mayoría de las prerrogativas que ahora tenemos las mujeres, se generaron en gran parte en el siglo XX. Compartamos experiencias siendo siempre claros, empáticos y respetuosos. Los hombres y mujeres del presente no tienen por qué pagar las consecuencias o decisiones del pasado. No se puede avanzar en la equidad de género desde el rencor, el odio y la polarización.
Dedico esta reflexión a las mujeres anónimas que estuvieron detrás del diseño y ejecución de castillos, palacios, parques, plazas, viviendas, y que hoy conocemos bajo el nombre de otra persona, porque no era posible darles crédito.
Somos el cambio que queremos. La equidad se construye día a día en casa, en la escuela, en el trabajo, en la calle. Nuestra realidad la construimos todos.