Viajar siempre ha sido una forma de descubrir el mundo. Pero hoy, también es una decisión ética. El turismo es una de las industrias más poderosas del planeta: mueve economías, conecta culturas, genera empleos y construye puentes entre comunidades. Sin embargo, también puede agotar recursos, desplazar identidades y presionar ecosistemas cuando no se gestiona con responsabilidad
Por eso, la pregunta del viajero contemporáneo ya no es solo “¿A dónde voy?”
Sino “¿Cómo lo hago?”
¿Qué es el turismo sustentable y por qué importa ahora?
El turismo sustentable coloca el bienestar del territorio, la comunidad y el visitante al mismo nivel.
No busca solo generar ingresos, sino garantizar que los destinos puedan continuar existiendo en equilibrio para las próximas generaciones.
Se sostiene en tres pilares:
1. Ambiental: proteger ecosistemas, agua, bosques, playas y vida silvestre.
2. Social: valorar la cultura local, las tradiciones y la identidad comunitaria.
3. Económico: generar ingresos dignos y permanentes para las personas que habitan el destino.
Sustentabilidad no es prohibir el turismo. Es hacerlo consciente, respetuoso y equilibrado.
Alineación con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
La ONU propone 17 ODS para transformar el mundo hacia el 2030.
Un destino que respeta estos ejes no solo atrae turistas, atrae turistas que cuidan.
Los colores suelen ser vivos, con tonos pastel o blancos que ayudan a reflejar el calor. La distribución interior es sencilla, pero funcional, con corredores amplios y habitaciones ventiladas que favorecen la frescura en climas cálidos y húmedos. Los azules del mar, los amarillos, ocres, blancos y grises de la arena, los verdes del follaje, los naranjas, rojos y violetas de las flores, las formas y colores de peces y corales, se combinan con la luminosidad del cielo, el calor del ambiente, la suavidad o la fuerza de los vientos y se reflejan en texturas, celosías, cornisas, corredores, puertas, ventanas y un sin número de elementos que se conjugan para crear este estilo tan especial. En no pocos casos, la madera de chicozapote (manilkara zapota), especialmente el corazón de los troncos, servirá para la confección de los pilares estructurales, vigas principales y pilotes
Estas casas no solo representan una fusión estética, sino también una adaptación al entorno tropical. Su diseño refleja una sabiduría arquitectónica orientada al confort climático sin necesidad de tecnología moderna. Además, son testimonio de una época en la que el comercio marítimo conectaba las Antillas con las costas mexicanas, dejando una huella cultural y arquitectónica profunda.
Hoy en día, muchas de estas casas enfrentan el deterioro por abandono, la presión del desarrollo urbano o la falta de reconocimiento patrimonial. Sin embargo, aún se pueden encontrar en nuestra ciudad Capital Chetumal, menos de 50 de ellas que nos recuerdan la riqueza multicultural del Caribe Mexicano.
Les doy la más cordial bienvenida a Revista Arquitekné en su Edición No. 4; me gustaría comenzar por nuestra Federación la FCARM: la cual es una organización que agrupo, coordina y representa los diferentes colegios de arquitectos de México, cuyo propósito es la difusión, promoción y capacitación de los arquitectos de nuestro país.
Cuyo objetivo es promover las buenas prácticas del ejercicio profesional de la arquitectura. Asimismo, colaborar e incidir en el sector público y privado, participando activamente en la creación de políticas y normativas que impacten de manera positiva en el desarrollo urbano y territorial, a través del diálogo con instituciones, empresas y comunicaciones.
Su misión es promover los valores de la práctica de la arquitectura y actividad profesional en los ámbitos Nacional e Internacional de los Arquitectos Mexicanos.
Así como reconocer a los Arquitectos que destaquen significativamente en la práctica profesional, en la actividad gremial y académica ante las dependencias de la administración pública federal y organismos descentralizados, así como ante organismos del sector social y privado.
Tiene como visión el ser un referente de los Arquitectos Mexicanos, comprometidos y solidarios de servir, que dará un impulso renovador a la Federación, trabajando con los agremiados en un conjunto de acciones y programas por el bien común que es la Arquitectura.
Este año no ha sido fácil para la economía mexicana. Mientras algunos indicadores muestran estabilidad, otros encienden alertas sobre los retos que vienen. Las tensiones comerciales, el comportamiento de los mercados internacionales y las decisiones políticas internas han dibujado un panorama lleno de contrastes.
La guerra arancelaria impulsada por Estados Unidos ha sido uno de los principales golpes.
México, altamente dependiente del comercio con su vecino del norte, ha resentido las nuevas tarifas impuestas a sus exportaciones.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ajustó sus pronósticos y ahora anticipa que el PIB mexicano podría contraerse 0.3% este 2025. El Banco de México fue menos pesimista, pero también bajó su expectativa de crecimiento a apenas 0.6%. En ambos casos, la lectura es clara: la economía avanza, pero apenas.
Desde el gobierno, sin embargo, el tono es diferente.
La presidenta Claudia Sheinbaum ha defendido su estrategia económica basada en el fortalecimiento del mercado interno y la apuesta por el T-MEC.
Asegura que el crecimiento real podría oscilar entre 1.5% y 2.3%, desestimando las previsiones más negativas.
Su “Plan México” busca impulsar la producción nacional y aprovechar las ventajas regionales, pero enfrenta la realidad de un entorno internacional incierto.
En el terreno de las finanzas públicas, la situación es relativamente estable. La deuda del país se mantiene controlada, cercana al 51% del PIB, pero los ingresos públicos han sido menores a lo esperado. Esto podría obligar al gobierno a hacer ajustes más adelante, ya sea recortando gasto o buscando nuevos ingresos.
¿Y el futuro?
La respuesta, como casi siempre en economía, no es sencilla. Dependerá de factores externos como la evolución de la guerra comercial, pero también de las decisiones internas para mantener la estabilidad y atraer inversiones.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) publicará en los próximos días nuevas proyecciones que podrían confirmar si México logra sortear este año difícil o si debe prepararse para una recuperación más lenta.
Por ahora, el país camina con cautela, entre la esperanza de un repunte y el riesgo de estancarse.