Estos paneles de vidrio oscuro proporcionan al edificio una cierta transparencia, al mismo tiempo que reflejan los árboles circundantes, integrando así la naturaleza. El suelo está hecho de mármol travertino y los paneles móviles son de madera, lo que añade calidez al interior del edificio.

La sencillez y la estructura rígida de esta obra, sin elementos decorativos, representan fielmente los principios de Mies van der Rohe, “menos es más”. La obra fue declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO en el año 2001. La estructura original de la embotelladora estaba formada por tres bóvedas (paraboloides hiperbólicos) adyacentes, con bordes de 4 cm de grosor y techos salientes de 2,50 metros en sus laterales. Cuatro lucernarios rellenan los espacios entre los depósitos contiguos y completan la configuración de la estructura, aunque no ofrecen el soporte necesario para la cubierta.

Cada una de las cuatro esquinas descansa sobre una columna que transfiere las cargas de las bóvedas a los cimientos, los cuales, a su vez, distribuyen verticalmente el peso sobre el terreno. Vínculos de acero unen los cimientos para resistir las fuerzas horizontales; estos refuerzos están completamente ocultos a la vista, tanto en el interior como en el exterior.