Nuestro gremio es responsable de ofrecer bienestar y significado a nuestro mundo, y por ello, la arquitectura contemporánea se ha debatido entre polos. El polo de la innovación, las tendencias, las técnicas más eficientes y eficaces; y el polo de la teoría, el significado, la estética y la celebridad.
Sin embargo, estamos entrando en un momento en la historia en el que ninguno de estos dos polos funciona para nuestra profesión. La incertidumbre en esta ideación de diseño de futuros me lleva a identificar al menos tres futuros a los que la arquitectura debe responder: al Futuro Regenerativo; al Futuro Sintético, al Futuro Optimizado.
El primero marca un parteaguas en donde no solo nos hacemos responsables de un desarrollo sostenible, sino que requerimos restaurar y regenerar nuestros ecosistemas contemplando su entendimiento para así funcionar y evolucionar en conjunto.
El segundo parte de la premisa de un diseño fluido, inmerso en el metaverso y los esfuerzos de la inteligencia artificial y otras herramientas de diseño digital como entes capaces de crear lenguajes arquitectónicos célebres y únicos para el espectro de las realidades mixtas.
Finalmente, el tercero alude a que requerimos hacer mayores esfuerzos en gestionar de manera distinta el diseño, la construcción, la operación y el mantenimiento de nuestra arquitectura.
Ante esto, considero que nuestras profesiones deberían desarrollar estas 5 habilidades:
Debemos reescribir la manera en que nuestro gremio se está preparando para el futuro. Ya no necesitamos la polarización entre innovación técnica y simbolismo clásico. Estamos haciendo historia mediante nuevas capacidades de creación, análisis, síntesis y praxis más allá de la arquitectura como la conocemos. Reconociendo estos y otros futuros posibles podremos ajustar la razón de ser de nuestro quehacer como gremio. Podremos predecir, mejor aún crear nuestro futuro.