En la práctica maravillosa de la arquitectura existen múltiples disciplinas en las cuales ejercer. Una de ellas es la supervisión de obra, para diferentes clientes y tipos de proyectos: con cada uno se enfrentan diferentes retos. Sin embargo, pese a las diferencias de escala y programa arquitectónico, algo constante en todos ellos es la necesidad de gestionar la calidad de los materiales y los procesos constructivos. Esta es la tarea encargada al supervisor de obra, quien asume la responsabilidad de identificar factores que puedan ocasionar el fracaso o el éxito de un proyecto de construcción.

Sabemos muy bien que los errores son aprendizajes, y que cualquiera se puede volver experto resolviéndolos, aunque es mejor prevenirlos. En esta charla expongo mis experiencias de aprendizaje al concluir un proceso de capacitación en la escuela de supervisores para proyectos de tipo comercial. La propuesta se centra en retomar la metodología de análisis e implementación de lecciones aprendidas aplicadas a proyectos predecesores, desde el análisis de sitio, pasando por el proyecto ejecutivo, hasta las construcción y operación del inmueble.