Dalia compartió su experiencia como funcionaria en Rosarito, Baja California, donde enfrenta el desafío de equilibrar su ética profesional con las posturas políticas que, en ocasiones, no priorizan el bien urbano o la visión a largo plazo para la ciudad.

A menudo, debe lidiar con normativas o intereses políticos que buscan beneficios a corto plazo, sin considerar la planificación y el desarrollo sostenible de la comunidad. La arquitecta destacó que, aunque estas tensiones son complejas, la inclusión de arquitectos en estos espacios es crucial para construir ciudades más justas, funcionales y sustentables.