La arquitectura es la segunda actividad humana que emite más gases de efecto invernadero, contribuyendo significativamente al calentamiento global. Los esfuerzos en disminuir su impacto se centran en la energía operacional de la arquitectura y el carbono embebida en los materiales. La mayoría de estos provienen del subsuelo y requieren combustibles fósiles para su transformación, generando contaminación atmosférica e incremento en la concentración CO2.
En la actualidad, se sugiere que la alternativa más sostenible para la construcción es con el uso de la madera y materiales derivados. Sin embargo, su utilización requiere de un estudio interdisciplinario con el fin de predecir su comportamiento, industrialización y manejo que propicie una bioeconomía, así como su aplicación como material estructural.
Este tipo de aplicación puede beneficiar económica y socialmente a los productores – posedores de los recursos forestales en México, incentivando la industria forestal y regenerando los suelos degradados de bosques y selvas para reducir las emisiones de CO2.