Nuestro rol va más allá del diseño: somos actores clave en la definición de políticas públicas, en la creación de entornos habitables y en la promoción de una cultura de sostenibilidad a través de la arquitectura.
Cada proyecto que impulsamos desde nuestros Colegios debe ser una oportunidad para reducir la huella ecológica, regenerar el entorno y promover la inclusión social.
La FCARM, como organismo nacional que agrupa a los profesionales de la arquitectura, tiene el deber de promover estos valores en todas sus acciones: desde la actualización permanente en temas de sustentabilidad hasta la participación activa en los programas de ordenamiento territorial, vivienda digna, movilidad urbana y resiliencia climática. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos por la ONU encuentran un eco directo en la práctica arquitectónica. Objetivos como el 11 (Ciudades y comunidades sostenibles), el 7 (Energía asequible y no contaminante) y el 13 (Acción por el clima), requieren del diseño de espacios seguros, resilientes, eficientes y armónicos con el medio ambiente.
En zonas marginadas de nuestro país, el diseño participativo y el aprovechamiento de saberes tradicionales, combinados con tecnologías contemporáneas, pueden detonar procesos de transformación urbana y rural de largo plazo. La intervención de arquitectos con conciencia sustentable permite reconstruir el tejido social y aportar soluciones adaptadas a contextos específicos.
Es imperativo que las escuelas de arquitectura fortalezcan una visión crítica, ética y multidisciplinaria en sus egresados. Pero también lo es que los colegios de profesionistas, como los que integran la FCARM, fomenten en sus agremiados una praxis arquitectónica consciente, técnica y socialmente comprometida con los principios del desarrollo sustentable.
Desde nuestros espacios colegiados debemos promover códigos de ética ambiental, capacitación continua en diseño sustentable y la participación activa en la planificación del territorio y el hábitat, entendiendo que la arquitectura puede y debe ser un catalizador de bienestar colectivo.
El desarrollo sustentable no es posible sin una arquitectura comprometida. En México, urge fortalecer la figura del arquitecto como agente de cambio, capaz de diseñar espacios que dignifiquen la vida, cuiden el planeta y fomenten comunidades más justas.
Quienes integramos la FCARM debemos asumir con orgullo y responsabilidad este desafío histórico: ser líderes técnicos y sociales que impulsen un país más equilibrado, resiliente y humano. Porque la arquitectura, en su mejor expresión, es la herramienta para habitar con armonía el presente y construir un futuro posible para todos.
Mtro. Joel Enoch Cruz Sosa.
