Discusión con alumnos de la materia de Arquitectura y Sustentabilidad, grupo C.
Docente: Mtra. Martha Luz Arias Padilla
La energía nuclear ha generado grandes discusiones por los riesgos latentes que se pueden dar al utilizarla, pero también por ser de las pocas formas de producir electricidad que generan bajas emisiones Gases de Efecto Invernadero (GEI), por lo que existen autores que la han catalogado como energía limpia y otros como sucia, sin lograr llegar a un acuerdo.
Antes de entrar en el tema más a profundidad, es importante aclarar esta clasificación, bajo el entendido de que en una evaluación de impacto ambiental se debe considerar todo el ciclo de vida, es decir, desde la extracción de los materiales, la construcción de la planta, la producción de la energía hasta el traslado de ella, es obvio que en alguna de las etapas existirán algún tipo de impacto ambiental sin importar la forma en cómo se produzca la electricidad, es decir, no hay ningún tipo de energía que no genere impactos ambientales.
En cambio, existen energías que generan un menor impacto ambiental que otras, sobre todo en la etapa de producción. A estas últimas se les conoce como energías limpias, es decir, aquellas que contaminan menos en comparación con las otras. Mientras que las energías sucias serán aquellas que se conlleva efectos contaminantes mayores, como son la producción de GEI, residuos contaminantes y/o el agotamiento de combustibles o de recursos no renovables.
Existe otra clasificación que separa a las energías en renovables y no renovables, la cual tiene que ver con el recurso que utilizan para la generación de electricidad, es importante no confundir este punto con limpia o sucia, ya que como se aclaro en párrafo anterior, esto tiene que ver con la magnitud de los impactos ambientales negativos.
Entre los ejemplos que tenemos como energía sucia se encuentran las termoeléctricas y las carboeléctricas. Mientras que en energías limpias encontramos solar, hidráulica, eólica, marítima, geotérmica, entre otras.