Desde la creación, en 1867, de la carrera de ingeniero civil, por parte del Presidente Benito Juárez, los exponentes de esta noble profesión han estado presentes en todas las etapas de la vida nacional y han contribuido de manera muy relevante a perfilar la nación de nuestros días. Particularmente en el siglo XX y cito al Miembro de la Academia Mexicana de Ingeniería, Javier Jiménez Espriú, para recordar que “Las decisiones de crear las Comisiones Nacionales de Irrigación y de Caminos en 1925, establecieron los cimientos de una ingeniería civil que evolucionó satisfactoriamente y que sustituyó a la cómoda, pero cara e inhibidora adquisición de tecnología y construcción extranjeras y que logró importantes desarrollos propios que le permitieron, al transcurrir del tiempo, colocarse en el nivel de las mejores en el mundo.
En la década de los treinta, la creación del Instituto Politécnico Nacional, la Expropiación Petrolera y el establecimiento de la Comisión Federal de Electricidad, dieron cauce a las ingenierías electromecánica y petrolera que nos llevaron, en pocos años, a la autosuficiencia en el diseño y la operación de las plantas y las instalaciones necesarias.
La decisión de aprovechar la coyuntura de la Segunda Guerra Mundial y la política de sustitución de importaciones de los cuarenta, así como el proyecto económico estabilizador, que llegó hasta los ochenta, con su impulso a la construcción de infraestructura y al desarrollo industrial, liderado este último por Nacional Financiera y las entidades públicas del Gobierno Federal, dieron primero una plataforma de lanzamiento al equipamiento nacional: carreteras, puentes, puertos, aeropuertos, presas, desarrollos urbanos e industriales, energía, etc., y luego al despegue de la capacidad industrial: siderúrgica, minera, petrolera, química, de bienes de capital, automotriz y alimentaria, por mencionar las principales y con ello, a la formación y consolidación de la ingeniería mexicana y de ingenieros de alto nivel.
Se diseñaron en México, por mexicanos, todas las obras de infraestructura y se construyeron con empresas mexicanas”.
Pero hoy, habiendo iniciado apenas el siglo XXI, vuelvo a citar al Ing. Jiménez Espriú, “nuestro país se encuentra inmerso en el mundo de la globalización, del monetarismo implacable y desalmado, de la era de la información y las comunicaciones digitales, de la multimedia y la realidad virtual, del diseño por computadora y el comercio electrónico, de los materiales compuestos y la ingeniería genética, de los flujos internacionales de comercio y las empresas multinacionales, de los talleres flexibles y las líneas de producción robotizadas, de las alianzas estratégicas, la preservación del medio ambiente y los emporios financieros”.
Pero aún más, la población ha superado los 130 millones de mexicanos que reclaman servicios y que aumenta cada día, además de verse incrementada por el fenómeno de la migración originada en Centro y Sudamérica que llega a nuestro país; tenemos una alta dependencia económica de las remesas económicas que provienen de los Estados Unidos, existen graves desequilibrios en la distribución del ingreso, faltan fuentes de empleo, enfrentamos fuertes problemas en materia de seguridad, con retos ambientales y climáticos sin precedente y la certeza de que el agua será el problema más importante del presente siglo.
En este mundo que cambia y se transforma de manera tan vertiginosa, el papel que deben jugar los ingenieros se vuelve especialmente significativo como productores del avance tecnológico, generadores de empleo y en términos muy significativos, como participantes en el desarrollo de conceptos que definen la calidad de vida.
Sin embargo, hacen falta ingenieros y que estos sean formados con el perfil adecuado para responder a las necesidades que nuestro México tiene actualmente: Veamos
Sabemos que la ingeniería es consustancial a todos los actos de la vida de los individuos y de las comunidades y que la autodeterminación tecnológica y por ende, el apoyo al desarrollo de la ciencia y la tecnología son cuestiones de supervivencia nacional.
Sabemos también que la infraestructura es la cimentación de la economía y que todos los países avanzados del mundo, antes de serlo, la construyeron.
Sabemos que no podemos soslayar importantes rezagos en esta materia e ignorar la presencia de firmas mundiales de ingeniería que han llegado a nuestro país, para aprovechar el “nearshoring” que se estima va a detonar un desarrollo muy importante en nuestro país, el cual, a su vez, detonará el desarrollo de las ciudades, con la necesidad de nuevas escuelas, hospitales, áreas recreativas, etc.
Sabemos que el futuro no se prevé, se construye, y que la riqueza se crea.
Sin embargo, sabemos también que la ingeniería mexicana no tiene el reconocimiento que los ingenieros suponemos que debería tener de la sociedad o de los grupos de decisión nacional.
Que gremialmente acusamos un serio problema de comunicación y que la sociedad desconoce para qué sirve un ingeniero civil.
Que el papel que la ingeniería mexicana debiera desempeñar en el concierto nacional, está lejos del que debiera ser.
El ingeniero civil
Conforme a la definición del Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior, A, C, – CENEVAL– el ingeniero civil es el profesional con capacidad para planear, diseñar, construir, operar y mantener obras para el desarrollo urbano, industrial, habitacional y de la infraestructura del país, buscando el mejor aprovechamiento de los recursos y la conservación del ambiente, en beneficio de la sociedad. Esto es, el ingeniero civil es un profesional que aprovecha los recursos de la naturaleza para resolver las necesidades del ser humano.
Para ello, debe contar específicamente con los conocimientos, habilidades y actitudes necesarios.
Conocimientos
1.- Tener los conocimientos de matemáticas, física y química que le permitan desarrollar con soltura y profundidad, las ciencias de la ingeniería civil.
2.- Tener los conocimientos básicos de estructuras, geotecnia, hidráulica, construcción sanitaria, sistemas y transportes que le permitan proponer soluciones a los problemas que atiende la ingeniería civil.
3.- Tener los conocimientos de computación y comunicación gráfica para su uso eficaz en la solución de problemas.
4.- Tener conocimientos generales de administración y evaluación de proyectos.
5.- Conocer la sociedad en la que desarrollará sus actividades, así como sus recursos u necesidades.
Habilidades
1.- Ser capaz de aplicar los conocimientos de las ciencias básicas y de la ingeniería civil a la solución integral de problemas concretos.
Los problemas de la ingeniería civil se identifican con la planeación, diseño, construcción, operación y mantenimiento de obras de diverso tipo que pueden clasificarse en los siguientes grupos.
Urbanas.- redes y sistemas de tratamiento, abastecimiento y drenaje de agua; pavimentación y sistemas de vialidad y de transporte.
Industriales.- sistemas de tratamiento, abastecimiento y drenaje de agua, naves industriales y sistemas diversos de soporte y cimentación de equipo y maquinaria.
Habitacionales: casas y edificios.
De infraestructura.- carreteras –incluidos puentes y túneles -, aeropuertos, ferrocarriles, obras marítimas, presas, obras de irrigación y abastecimiento de agua, oleoductos y gasoductos y obras hidroeléctricas.
El ingeniero civil aborda estas obras en sus aspectos estructurales, hidráulicos, de sistemas y del comportamiento de los materiales y del subsuelo.
2.- tener la capacidad de observar, interpretar y modelar los fenómenos físicos de la naturaleza.
3.- Ser capaz de crear, innovar, asimilar y adaptar la tecnología en el ámbito de la ingeniería civil.
4.- Tener la habilidad de programar y operar equipo de cómputo, así como para manejar e interpretar los paquetes computacionales básicos de uso en su campo.
5.- Ser capaz de organizar y administrar su propio trabajo y el desarrollo de proyectos específicos, incluidas la presupuestación, la supervisión y la evaluación.
6.- Tener la capacidad de prever y controlar los impactos ecológicos, sociales y económicos de los proyectos.
7.- Poseer creatividad en la solución de problemas.
8.- Tener la capacidad de expresarse correctamente en forma oral, escrita y gráfica.
9.- Tener la capacidad de comunicación y concertación en todas las actividades relacionadas con su profesión y, en particular, con los potenciales beneficiarios y usuarios de los proyectos.
10.- Ser capaz de entender y expresarse en una lengua extranjera
11.- Tener la capacidad para participar y colaborar en equipos de trabajo
12.- Tener la capacidad de coordinar grupos de especialistas de distintas ramas de la ingeniería y otras profesiones y de interactuar con estos.
13.- Tener capacidad de adaptación a los cambios de las condiciones de vida y de trabajo propios de la profesión.
Actitudes
1.- Atender los problemas de la ingeniería desde una visión inclusiva de la problemática global de los fenómenos sociales.
2.- Buscar la optimización del uso de los recursos, tanto humanos como materiales.
3.- Manifestar espíritu de servicio para la sociedad
4.- Respetar los valores, costumbres y tradiciones de las comunidades afectadas por las obras.
5.- Respetar los derechos que implica la dignidad de la condición humana, en particular la de los subordinados.
6.- Asumir prácticamente la necesidad de una constante actualización
7.- Tener la disposición de promover y participar en el proceso educativo de los subordinados y compañeros de trabajo.
8.- Ejercer la profesión responsablemente, atendiendo a los principios y valores éticos que obligan a la probidad y la honestidad.
9.- Respetar el ambiente
10.- Tener disposición para colaborar y participar en grupos multidisciplinarios.
11.- Responder a la nueva situación del país, marcada por la creciente globalización mundial.
12.- Mostrar iniciativa y liderazgo en todos los ámbitos del ejercicio profesional, que incluya la búsqueda de nichos para el desarrollo tecnológico; el incremento de las fuentes de trabajo mediante la creación de empresas, buena disposición hacia las relaciones humanas y la búsqueda de la calidad, y la atención a la relación costo – beneficio dando cuenta del uso adecuado de los recursos.
Los Colegios de Ingenieros Civiles.
La ingeniería civil es una profesión para la calidad y el cuidado de la vida humana y los Colegios de Ingenieros Civiles tienen, sobre todo, la elevada responsabilidad de garantizar que la sociedad reciba los mejores servicios que sea posible en materia de nuestra profesión; para ello, es indispensable encontrar las vías de su permanente fortalecimiento, mediante acciones de crítica y participación realizadas a partir de firmes actitudes de congruencia y con la completa comprensión de la capital importancia de esta responsabilidad.
Este fortalecimiento debe resultar, en principio, en una continua y esmerada vigilancia de los planes de estudio y de la formación de los nuevos ingenieros civiles; para ello, es indispensable la vinculación académica que permita que los programas se actualicen y se adecuen a los nuevos retos profesionales; asimismo, es conveniente que se consideren, en los últimos semestres, estudios enfocados a la práctica de una especialidad.
En cuanto a los colegiados, es muy necesario no perder de vista la formación práctica que se genera con el conocimiento y la visita a las obras de ingeniería más importantes que se están realizando en nuestro país y en otros países del mundo y finalmente, la certificación periódica de la competencia y la calidad de su ejercicio profesional, enmarcadas en un perfil que debe considerar: la educación continua que garantice su actualidad y vigencia profesional, la ética que constituya la norma fundamental de su conducta y el más acendrado humanismo, que considere al hombre como la medida de todas las cosas y el principio y fin de todo.