La arena es un material ideal puesto que es de gran accesibilidad, el biocemento líquido, una solución en donde la bacteria puede desarrollarse y crecer, junto con una mezcla de nitrógeno, agua y calcio. Siendo estos últimos el alimento base de Sporosarcina Pasteurii.
Para lograr el confinamiento del material con la forma deseada del tabique, se recurre al uso de moldes, los cuales han sido trabajados primeramente con ayuda de una placa circular, esto con el objetivo de revisar la consistencia más adecuada y sus proporciones. La mezcla de líquido cementante es esparcida sobre el molde con arena y se repite este proceso a lo largo de 5 días. Los tabiques son “alimentados” durante este proceso, conocido como sistema de irrigación, por medio del cual pueden seguir desarrollándose. Una vez que el recurso alimenticio de esta bacteria es eliminado, la bacteria muere y miles de nuevos cristales yacen entre cada grano de arena. Por lo que una vez ocurrido esto, los tabiques obtienen el estado de dureza requerida sin necesidad de continuar creciendo (o alimentándose). Este recurso alimenticio es reciclado una y otra vez. Esta solución contiene un bioproducto que permite ser un fertilizador para los demás tabiques. El uso de agua reciclada, permitiría erradicar la necesidad de emplear combustibles fósiles en el futuro.
Es necesario reflexionar, sobre lo que realmente significa, involucrarse en la producción de nuevos materiales. Si bien, ésta investigación, se basa en la búsqueda de una alternativa al tabique rojo recocido, las aportaciones obtenidas abren camino a más variables, es decir, la biocementación actúa en respuesta al molde dentro del cual se trabaja, por lo que no podemos descartar que la precipitación de Calcita sea la materia prima de más materiales pétreos o incluso de un biocemento como tal. En este punto, es de vital importancia, volver a la pregunta base ¿Qué pretende ser un ladrillo? Una cuestión, planteada por Neri Oxman y Jesse Louis Rosenberg en su trabajo de investigación sobre la simulación digital de propiedades de material físico como generadores de diseño (2007). De acuerdo con Oxman y Rosenberg, existe una relación directa entre la geometría y el comportamiento de los materiales. Esta aportación recae en función de su tarea y rendimiento, también es cierto que en algún momento de este cuestionamiento tenían que enfrentarse a la pregunta: ¿De qué está hecho? ¿Cuál es su naturaleza?
Si bien, se conoce que la relación del hombre y las rocas comprende un campo bastante estrecho desde tiempos remotos, la exploración de estas ha llevado a que su estudio por parte de la Geología, se reduzca a analizar las piezas por edades y su origen, y aunque el valor de cada una y su importancia dentro del rubro tiene una papel fundamental de la disciplina, tanto ésta como la Arquitectura, poseen algunos elementos en común, tales como la cercana relación con el estudio de la actividad humana que va desde la creación artística hasta el aseguramiento de la sociedad, principalmente. Sin embargo este vínculo no se menciona con regularidad y particularmente se desconoce que puedan funcionar de manera conjunta. La sobreexplotación de yacimientos de rocas naturales nos habla de este gran desconocimiento, mientras se piensa en estrategias reversibles o “poco contaminantes” en comparación con los medios tradicionales, el impacto ambiental al medio abiótico, comprende no solo la calidad del aire. La cristalización, por su parte, tiene carácter invasor, penetra en la biomateria y consolida todo a su paso, generando así un “efecto Medusa” que convierte todo lo contenido en piedra. Si nos detenemos a analizar este proceso, y los organismos que interactúan en él, replicando este mismo comportamiento a mayor escala, encontraríamos formas de producir materiales de manera natural, y lo que es más importante, de ser adoptada esta tecnología, en un futuro no estaríamos construyendo edificios, sino cultivándolos.