El desarrollo de las ciudades es un tema que, si bien, por un lado, es muy complejo de diseñar por todas las variables y condiciones que implica atender, también es un tema apasionante, ya que involucra variables interdependientes que no se pueden pasmar en un proyecto plano.
Remontando en la historia, las ciudades se forman cuando el hombre deja de ser nómada y comienza a vivir en grupos de entre 5,000 y 10,000 personas en los cuales se fueron concentrando núcleos comerciales y religiosos y cuyo crecimiento requirió de la generación de reglas elementales que darían paso al desarrollo político y militar, no solo para los asuntos internos sino también para la interacción (muchas veces bélica) con otros pueblos.
Las acciones bélicas a lo largo del tiempo derivaron en que muchas ciudades se protegieran con murallas, además de utilizar las condiciones físicas como la orografía y fluvial, dando lugar a trazos radiales, algunas veces concéntricos o siguiendo el curso de los ríos.
El paso del tiempo marco el auge y decadencia de muchos pueblos, imperios o monarquías, en los cuales el desarrollo monumental de construcciones en sus ciudades era reflejo de su poderío y abundancia, subsistiendo muchas de ellas hasta nuestro tiempo.
Muchos pueblos lograron grandes avances en la conducción de agua y en la construcción de caminos, de los cuales el imperio romano fue líder; si bien desde la edad media existía la iluminación de calles con faroles y velas, la invención del drenaje subterráneo, el descubrimiento de la electricidad en el siglo XIX, dan otra dimensión al equipamiento de las ciudades permitiendo gran avance en el urbanismo moderno.
El desarrollo de las ciencias y la industrialización de procesos derivó en la migración de comunidades rurales a las ciudades y más aún, la migración entre ciudades y entre países, dando lugar a asentamientos humanos cercanos a fábricas o fuera de sus muros, muchas veces sin algún orden y careciendo de servicios básicos.
El desarrollo de los medios de transporte también fue y ha sido factor fundamental para la migración e interacción entre ciudades y naciones, generando con ello el desarrollo de las vías de comunicación.
Lo anterior da origen a ordenamientos elementales e inclusive al nacimiento de nuevas ciudades con trazos ortogonales que permitían mejorar la introducción de servicios y el transporte interno por distintos medios.
El desarrollo de sus soluciones fue derivando en la necesidad obligada de administrar su funcionamiento, así como los distintos recursos para llevarlos a cabo, quedando dichas funciones a cargo de los entes gubernamentales en todas partes del mundo, pero que sin duda requieren del apoyo de organizaciones privadas y ciudadanos para la implementación de políticas, procedimientos y técnicas que permitan un mayor y mejor desarrollo.
Prácticamente, todas las ciudades del mundo cuentan con un centro histórico en donde se concentra su patrimonio histórico y cultural; en ellos se concentran construcciones y monumentos que han transitado por siglos y muchas generaciones (algunas funcionando como museos) conviviendo con construcciones que son viviendas o comercios, lo que conlleva a que cuenten con estrictas normas de conservación estructural y de servicios, con énfasis en la arquitectura original.
Muchas ciudades y su crecimiento se han caracterizado por aspectos como puede ser el turismo en sus distintos objetivos, por comercio o por alguna industria o grupo de ellas. Algunas ciudades han tenido crecimiento homogéneo en vivienda, comercio y servicios, así como sus estratos sociales, permitiendo una distribución equilibrada de sus servicios, llegando a convertirse en metrópolis al unirse dos o más centros de población o municipios.
Pero también hay ciudades en las cuales se ha tenido polarización del crecimiento urbano derivado de la instalación de infraestructura urbana, como pueden ser hospitales, universidades, centros comerciales o industria, así como la segmentación por estratos socioeconómicos.
Por todos los aspectos anteriores, el desarrollo urbano se vuelve una materia compleja, multidisciplinaria y que cada vez demanda más recursos técnicos y económicos para un crecimiento equilibrado. No puede dejar de mencionarse los retos y demandas del mundo actual, sumando a los aspectos anteriores, el desarrollo tecnológico, el cambio climático, el cuidado del ambiente y la movilidad de las personas.
En el desarrollo de una zona nueva, se cuenta con cierta libertad para diseñar de la mejor manera los espacios y usos de suelo. Un desarrollo habitacional básico, además del espacio para vivienda, debe contar con su infraestructura urbana básica consistente en agua potable, drenaje sanitario, electricidad y alumbrado público, más la vialidad y banquetas pavimentadas, cuyas especificaciones deben apegarse a la densidad de viviendas.
Un siguiente nivel lleva a considerar áreas verdes y espacios para recreación de sus habitantes debidamente equipados, así como también la infraestructura para suministro entubado de gas natural, y el servicio de telecomunicaciones vía fibra óptica y/o equipamiento inalámbrico.
Los desarrollos nuevos deben destinar áreas de donación hacia los ayuntamientos para la instalación de equipamiento urbano, de salud, educación, seguridad, y espacios para instalación de equipos de regulación y operación de los servicios eléctricos, y de agua y drenaje municipales.
Aunque todos los desarrollos tributen su área de donación de acuerdo con las normas, generalmente esa donación es un porcentaje de la superficie de cada predio y dentro del mismo. Sin embargo, ese sería del diseño de corto plazo; si se desarrollan predios grandes, se tendrán áreas de donación grandes, pero si se desarrollan predios pequeños se tendrán muchas áreas de donación pequeñas y dispersas, complicando el diseño y construcción de infraestructura futura para el crecimiento.
Es entonces donde se genera la necesidad de planear el desarrollo de una zona para el mediano y largo plazo con el esfuerzo conjunto de autoridades y propietarios particulares, generando las normas específicas para cada zona según su vocación y demanda de servicios, diseñando los espacios públicos con las dimensiones apropiadas para alojar los servicios antes mencionados de los cuales se destaca el espacio para la movilidad actual y futura.
En una filosofía amigable hacia el medio ambiente, se considera necesario construir plantas tratadoras de agua residual, y utilizar el agua tratada para riego de áreas verdes; esta premisa conlleva a proyectar y construir líneas hidráulicas para riego con agua tratada, constituyendo equipamiento adicional al ya considerado.
En centros históricos o zonas patrimonio de las ciudades, el reto es aún mayor. Tal vez puede existir poco desarrollo adicional al existente, sin embargo, se observan dos escenarios:
En el primero, las líneas de servicios de agua potable, drenaje y electricidad no soportan las nuevas demandas de la zona y es necesario renovarlas, así como también las calles no son suficientes para desahogar la demanda de movilidad de la propia zona. Adicionalmente, carecen de líneas subterráneas para telecomunicaciones o para el servicio de gas natural.
En el segundo, las redes de servicios de nuevos desarrollos, incluyendo vialidades, se encuentran interconectadas a las líneas o redes de los centros históricos o zona patrimonio, por condiciones físicas obligadas o por una falta de planeación, ocasionando que las nuevas zonas provoquen en colapso de servicios en centros históricos.
Ambas situaciones ocasionan que en varias ciudades exista migración de la población de centros históricos a otros puntos de la ciudad con mejores condiciones, provocando que el centro histórico sea zona con movimiento durante el día, pero asolada por la noche con los respectivos riesgos que eso implica.
Lo anterior constituye un doble reto para las ciudades y sus autoridades: reconstruir los centros históricos, introduciendo los servicios que la modernidad demanda sin modificar la esencia y legado histórico y arquitectónico del lugar, además de motivar e incentivar a la población para habitar en centros históricos de manera que tengan vida permanente.
Adicionalmente, a esos requerimientos mencionados, el mundo moderno requiere de un mayor dinamismo, optimizando los recursos que se tienen y motivando la utilización de otros, particularmente para requerimientos de movilidad de la población.
La satisfacción de conducir un automóvil se ve afectada por el uso indiscriminado del mismo y la saturación de vialidades con vehículos de distinto tipo, afectado entonces a la movilidad y sistemas de transporte en las ciudades, además de la contaminación por dióxido de carbono que se produce, lo cual conlleva a replantear los problemas y a buscar diferentes soluciones.
El desarrollo de la tecnología plantea soluciones a través de sustituir vehículos con motor de combustión interna por vehículos con motores eléctricos, y que inclusive que las vialidades y carreteras puedan existir elementos que suministren de energía permanentemente a los vehículos a través de dispositivos de contacto o de manera electromagnética.
Otra solución que se plantea son los llamados “vehículos conectados”; si bien ya existen aplicaciones para celular que muestran el tráfico de la ciudad, el concepto es que todos los vehículos tuvieran dispositivos para estar permanentemente conectados al internet de tal manera que alimentan de información a los sistemas viales y estos a su vez la devuelven información al vehículo con el grado de saturación de cada vialidad proponiendo al usuario las mejores rutas evitando sobre saturaciones y optimizando tiempos de traslado.
Las soluciones tecnológicas tienden a ser espectaculares y admiradas por la mayoría de la gente, que pocas veces imagina el gran despliegue de recursos técnicos, humanos y económicos que requieren.
Pero también existen soluciones que combinan la infraestructura vial actual con aspectos sociales y conductas humanas que representan menor inversión y mayor impacto.
Mejorar drásticamente el transporte público, que implica un transporte eficaz, puntual, frecuente, multimodal, cómodo y económico para el usuario, lo que representa incrementar rutas y unidades, definir puntos de acceso e interconexión de rutas. Lo anterior puede ser a través de Metrobús sobre carril exclusivo, o Metro (subterráneo, a nivel o aéreo).
Algunos aspectos que afectan la circulación ágil en vialidades son:
• Vehículos estacionados en lugares donde no es posible se estacionen (señalados o no);
• Circulación de camiones de carga e inclusive trailers por calles o avenidas no autorizadas para ellos o por los centros históricos.
Lo anterior puede resolverse mejorando el señalamiento vial y asegurando su cumplimiento. Para esto se considera necesario la educación permanente y conciencia de la población, además de la implementación de agentes que realicen labor de cumplimiento de las reglas de tránsito antes de la labor de castigo, por ejemplo, no dejar que se estacione un vehículo en un lugar prohibido en lugar de dejar que se estacione y multar al infractor. Se visualiza además la necesidad de crear estacionamientos públicos concentrados en puntos estratégicos.
Otra solución que cada vez va tomando más fuerza en muchas ciudades del mundo: incentivar caminar así como usar medios de transporte como la bicicleta, scooters o patines. Lo anterior conlleva a adecuar la infraestructura vial para tránsito seguro a través de señalamiento y/o carriles exclusivos, los cuales deberán ser acordes a la demanda, a los tipos de viaje, origen – destino, zonas planas o con pendiente. Adicionalmente, se requiere que existan reglas de circulación y convivencia y que estas se respeten.
Lo anterior es solo una reflexión sobre aspectos básicos relacionados con el desarrollo urbano y la movilidad, como un preámbulo introductorio a futuras exposiciones relacionadas con soluciones específicas y la participación de la ingeniería civil en ellas.