El concepto de IMPACTO HIDROLÓGICO CERO se refiere a la idea de minimizar el efecto negativo hidrológico causado por actividades humanas, es un objetivo importante en el campo de la gestión del agua y la conservación del medio ambiente. En México, cuando se aborda el tema, es apenas como una idea, sin embargo, ante los retos de seguridad de abasto y problemas de inundación, habría que evaluar la conveniencia y viabilidad de elevar el Impacto Hidrológico Cero a nivel normativo y de carácter obligatorio.
La impermeabilización del suelo conlleva graves consecuencias, entre ellas disminuye de la capacidad de absorción del suelo, alterando el escurrimiento natural; se provocan entonces tiempos de concentración menores en las cuencas y mayor volumen escurrido – más agua en menos tiempo- además de reducir la recarga de acuíferos subterráneos. La modificación a la cubierta natural incrementa el riesgo de inundación en las ciudades, avenidas mayores puede dañar o incluso destruir zonas urbanizadas de antaño, poniendo en peligro la calidad de vida y hasta la vida misma. El aumento en el volumen de agua que fluye por arroyos y ríos puede rebasar la capacidad de sistemas de drenaje diseñados para condiciones anteriores. Es fundamental abordar este impacto ambiental y proponer soluciones para garantizar ciudades más resilientes y sostenibles
El Impacto Hidrológico Cero implica conservar las condiciones de comportamiento de origen lo más posible, como lo son la capacidad de absorción del suelo, escurrimiento e infiltración, así como controlar los volúmenes de agua en arroyos y ríos.
Para lograrlo, es crucial que las nuevas urbanizaciones se diseñen con este enfoque desde el principio. Los desarrolladores deben evaluar el comportamiento previo del terreno y adoptar medidas, como pequeñas retenciones y puntos de absorción, para conservar un comportamiento hidrológico en la zona, similar al original.
“Que el gasto de escurrimiento pico del predio impermeabilizado no sea similar al gasto del predio en su estado natural”.
Este enfoque puede enfrentar resistencia y no ofrecer una solución única. Sin embargo, dada su importancia, vale esforzarse por adoptarlo según las necesidades y alternativas regionales hasta convertirlo en política pública y evaluar su obligatoriedad. Así, la gobernanza del agua trabajará para el futuro de nuestras comunidades a corto y largo plazo.
De no llevarse a cabo, las consecuencias que ya estamos experimentando se acentuarán peligrosamente: riesgo en el abastecimiento de agua, temporadas de lluvias más complejas en la ciudad, pérdidas económicas en comercio y equipamiento, riesgo del patrimonio de los habitantes y en los casos más extremos, podríamos enfrentar la pérdida de vidas humanas.
Para lograrlo, es crucial que las nuevas urbanizaciones se diseñen con este enfoque desde el principio. Los desarrolladores deben evaluar el comportamiento previo del terreno y adoptar medidas, como pequeñas retenciones y puntos de absorción, para conservar un comportamiento hidrológico en la zona, similar al original.
“Que el gasto de escurrimiento pico del predio impermeabilizado no sea similar al gasto del predio en su estado natural”.
Este enfoque puede enfrentar resistencia y no ofrecer una solución única. Sin embargo, dada su importancia, vale esforzarse por adoptarlo según las necesidades y alternativas regionales hasta convertirlo en política pública y evaluar su obligatoriedad. Así, la gobernanza del agua trabajará para el futuro de nuestras comunidades a corto y largo plazo.
De no llevarse a cabo, las consecuencias que ya estamos experimentando se acentuarán peligrosamente: riesgo en el abastecimiento de agua, temporadas de lluvias más complejas en la ciudad, pérdidas económicas en comercio y equipamiento, riesgo del patrimonio de los habitantes y en los casos más extremos, podríamos enfrentar la pérdida de vidas humanas.
Es posible lograr el IMPACTO HIDROLÓGICO CERO sin carga de inversión significativa, con alternativas estratégicas en equipamiento de bajo costo. El objetivo es administrar el agua para el presente y el futuro con la participación de todos los sectores y, posiblemente, crear una norma obligatoria que lo contemple. Las soluciones existen, pero a menudo falta la voluntad para implementarlas. Por lo tanto, la legislación en este tema es tan relevante como los aspectos técnicos que la respaldan para avanzar hacia un futuro sostenible.